¡¿Pero qué tontería estoy diciendo?!
¿Empezar? El lunes, el lunes se empieza siempre.
Todo el mundo sabe que el día de empezar una dieta es el lunes.
Y hasta entonces, hay que “despedirse”, claro.
Es decir, ponerse hasta el culo de porquerías.
Pero hasta el culo.
Total, a partir del lunes ya no volverás a comer más guarrerías, ¿no es así?
Pero entonces llega el día y...
Ufff, hoy no es un buen día para empezar... estás demasiado cansado, demasiado agobiado con otras cosas muy y mucho importantes y, además, no recordabas que Curry, la tortuga mascota de tu vecino, cumple 658 años y claro...
Al final pasa el lunes (y el martes, y miércoles y…) y no solo no has empezado, sino que te llevas unos kilos extra como regalo.
Tranquilo, no eres un bicho raro, nos ha pasado a todos. Ya para el próximo lunes seguro que...
... ya. Seguro.
Mira.
Voy a darte otra opción.
Te traigo la alternativa a esta procrastinación continua.
Pero antes veamos por qué pasa esto.
Por qué lo vamos dejando y retrasando.
✔ La explicación rápida sería que ya estás hasta los huevos de intentarlo.
Te pones con la dieta, te aburres y lo dejas una y otra, y otra vez.
Pero no siempre fue así…
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